Según la OMS, la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. La salud mental está relacionada con la promoción del bienestar, la prevención de trastornos mentales y el tratamiento y rehabilitación de las personas afectadas por dichos trastornos.
La
salud mental no es sólo la ausencia de trastornos mentales. Se define como un
estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias
capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar
de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su
comunidad. La
promoción de la salud mental requiere implementar programas médicos, sociales y
sobre todo gubernamentales con un mismo fin, promover la salud mental durante
todo el ciclo vital, para garantizar niños mentalmente sanos y evitar
trastornos mentales en la edad adulta o la vejez.
La salud mental es un estado de bienestar psicológico y emocional que permite al sujeto emplear sus habilidades mentales, sociales y emocionales para desempeñarse con éxito en las interacciones cotidianas.
Cuando decimos que una persona tiene un trastorno
psicológico, se entiende que hay un desequilibrio mental. La naturaleza tiende
a la homeostasis (equilibrio), cuando la mente está desequilibrada, nuestro
cerebro hará todo lo posible para restablecer el equilibrio. Los síntomas
psicopatológicos son la manera que tiene nuestra psique de intentar hacer que
sigamos funcionando cuando algo no va bien. No siempre lo hace de la manera más
sana, pero todos los síntomas tienen su funcionalidad, por muy patológicos que
sean. Cuando nuestra mente, por el motivo que sea, se halla en el caos, nuestro
cerebro busca estrategias para poder seguir funcionando, por eso es importante
saber qué es lo que está pasando en nuestro interior, para poder encontrar
maneras alternativas para que nuestra mente siga funcionando y lo haga de una
manera más sana y adaptativa.
A continuación se explican una serie de capacidades o
características psicológicas sanas y adaptativas.
Seguridad personal
Autoestima, lo que yo me quiero, en función de lo que
me quieren los demás y de cómo percibo ese cariño.
Autoimagen, lo que yo me gusto (psicoestético), en
función de una triple comparación, cómo veo a los demás, cómo me ven los demás
y cómo me veo a mi mismo.
Autoconcepto,
cómo me valoro a mi mismo en cuanto a personalidad, inteligencia, etc.
Habilidades
sociales/Asertividad
Las habilidades sociales son un conjunto de conductas que se ponen de manifiesto en las
relaciones con otras personas. Dotan a la persona que las posee de una mayor
capacidad para lograr los objetivos que pretende, manteniendo su autoestima sin dañar la de las personas que la
rodean. Estas conductas se basan fundamentalmente en el dominio de las
habilidades de comunicación y requieren de un buen autocontrol emocional por parte del individuo.
Existen tres tipos de comunicación dependiendo de la actitud hacia el
interlocutor.
La comunicación pasiva: Es aquel estilo de comunicación propio de personas que
evitan mostrar sus sentimientos o pensamientos por temor a ser rechazados o incomprendidos o a ofender
a otras personas. Infravaloran sus propias opiniones y necesidades dando un
valor superior a las de los demás.
La comunicación agresiva: Este estilo de comunicación se sitúa en un plano opuesto a la
pasividad, y se caracteriza por la sobrevaloración de las opiniones y
sentimientos personales, obviando o incluso despreciando los de los demás.
La comunicación asertiva: Es aquel estilo de comunicación abierto a las opiniones ajenas,
dándoles la misma importancia que a las propias. Parte del respeto hacia los
demás y hacia uno mismo, planteando con seguridad y confianza lo que se quiere,
aceptando que la postura de los demás no tiene por qué coincidir con la propia
y evitando los conflictos de forma directa, abierta y honesta.
Tolerancia a la
frustración
La frustración es una respuesta emocional a la oposición,
que se traduce en ira y decepción y surge cuando percibimos una resistencia al
algo que deseábamos (metas personales, impulsos, necesidades)
La tolerancia a la frustración es, la capacidad de cada
persona para soportar el malestar que genera el hecho de no conseguir lo que
deseamos, cuanto mayor sea esa capacidad, más adaptativa y sana será la
respuesta emocional.
Manejo del estrés
El estrés es una reacción fisiológica del organismo en el
que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación
que se percibe como amenazante o que requiere un esfuerzo extra. El estrés es una
respuesta natural y necesaria para la supervivencia, pero cuando esta respuesta
se da en exceso, se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el
organismo y en la mente, como ansiedad, insomnio, cefaleas, trastornos de la
atención, etc. Por tanto, un buen manejo del estrés es importante para salud.
Control sobre nuestra
conducta
Se refiere a la consistencia a través del tiempo que muestra
una persona con respecto a su conducta. Es decir, cuanto más consistente sea la
conducta, más fácil será predecir la reacción de esa persona en una situación
determinada. Para que exista un control sobre la conducta de uno mismo, la
persona debe actuar de manera racional y con un propósito.
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